Cuando una pareja decide separarse o divorciarse encontramos una gran variedad de escenarios posibles, ya que en cada caso dependerá de la situación concreta que viva cada pareja. Las condiciones del matrimonio o los bienes que tiene la pareja en común son algunos de los aspectos que se tienen en cuenta. Sin embargo, se puede decir que lo más importante son los hijos. En muchos casos, la presencia de hijos en un matrimonio es lo que impulsa a la pareja a mantenerse unida para tratar de garantizar el bienestar de sus hijos. Pero también hay casos en los que la pareja decide separarse a pesar de tener hijos en común.
Los hijos son la parte más delicada de un divorcio, sobre todo cuando son pequeños, ya que en la mayoría de los casos para ellos es una situación muy desagradable al vivir de cerca la separación de sus padres. Por lo tanto, cuando tenemos hijos y decidimos poner fin a nuestro matrimonio una de las cosas más importantes que debemos tener en cuenta es cómo vamos a gestionar el divorcio entorno a nuestros hijos, ya que el objetivo es que sufran la separación lo menos posible.
¿Cómo tratar a los hijos durante el divorcio?
El trato que tengamos con nuestros hijos durante el proceso de separación es clave para que puedan aceptar la situación de la mejor forma posible. Para ello, es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Comunicación: las explicaciones iniciales deben ser generales, sin demasiados detalles, y cuando pase el tiempo se ampliarán. Deben ser informados cuando la decisión está tomada, NUNCA ANTES. Los niños están capacitados para comprender la realidad que viven, sobre todo si se la explican sus padres. Si no explicamos lo que pasa, en vez de humanizar la separación y explicarla con palabras, lo único que produce es mayor sufrimiento por parte de los chavales, ya que, si no tiene explicaciones, el niño recurre a la imaginación y puede tener fantasías de abandono por parte de su padre.
- Es muy importante que a los hijos se les presente la ruptura como una decisión conjunta: los hijos de aquellos padres que en su momento compartieron la responsabilidad de informar a sus hijos sobre el divorcio tienen, a la larga, un mejor ajuste psicológico. Es importante que los padres hablen por turnos, en un tono sereno y respetuoso, presentarse seguros de la decisión, cuidando mucho los aspectos no verbales del mensaje, es decir el tono de voz, los gestos, etc. Si no se puede hacer conjuntamente, es importante que los dos padres den el mismo mensaje, aunque lo hagan por separado. Si se ponen de manifiesto las diferencias con respecto a la separación, sólo contribuirá a hacer más dolorosa la situación para los hijos.
- No hacer sentir culpables a los hijos: dentro de la comunicación que debemos mantener con nuestros hijos encontramos un aspecto fundamental, ya que tenemos que transmitirles que ellos no son la causa de lo problemas. Como hemos comentado, la separación de los padres ya es una situación poco agradable para los hijos, por lo que es fundamental que no se sientan culpables de todo lo que está ocurriendo. Por lo tanto, las explicaciones y el buen trato por parte de lo padres es clave para que los niños sufran lo menos posible. Hay que explicarles que los padres han decidido vivir separados y que él no tiene nada que ver con esta decisión. Es conveniente decir que les ha llevado mucho tiempo decidirse y que están seguros que es lo mejor para todos, por tanto, no es modificable.
- Normalidad: en la medida de lo posible hay que actuar con la mayor normalidad. Para ello, hay que tratar que la vida y la rutina de los hijos, así como el trato con los padres sea lo más parecido posible a como ha sido siempre. Tan importante es lo que se dice como lo que no se dice: Por ejemplo, “yo no le voy a hablar mal de su padre/madre, pero lo que no pienso decirle es nada bueno de él”. No aclarar determinadas cuestiones puede crear una imagen negativa de uno de los padres.
- Adaptación al nuevo estilo de vida: aunque hemos comentado que vamos a intentar que el ritmo de vida de los hijos cambie lo menos posible, es inevitable que se produzcan algunos cambios, ya que los padres ya no van a vivir juntos y, por lo tanto, siempre es necesario hacer algunos ajustes en el estilo de vida de toda la familia. Para ello, es importante prestar especial atención a los hijos y a sus necesidades para que poco a poco se puedan ir adaptando de la mejor forma posible a ese nuevo estilo de vida que se ha producido en la familia. Aclarar al niño que se extingue el vínculo de la pareja, pero no el vínculo padre – hijo.
En definitiva, los hijos, por lo general, son los que más van a sufrir por el divorcio de sus padres. En muchos casos es una situación inevitable y la pareja da el paso de romper el matrimonio a pesar de la presencia de los hijos y como les puede afectar a estos. Sin embargo, y aunque siempre va a ser difícil, encontramos formas de hacerlo de una forma más sencilla tanto para los padres como para los hijos.
Contar con ayuda profesional es una buena opción para poder poner orden a la nueva situación familiar y trabajar con los hijos para que superen esta situación de la mejor forma posible.
En Crescere contamos con psicólogos especializados en la terapia familiar. Si estás pasando por un divorcio con hijos, contacta con nosotros y te ayudaremos a gestionar la situación.