La autoestima es un aspecto de nuestra personalidad que expresa la capacidad que poseemos para valorarnos a nosotros mismos. La autoestima conlleva también una dimensión afectiva que se refleja en la actitud hacia uno mismo y que se expresa como aprecio o menosprecio, aceptación o rechazo. Esta valoración de nosotros y que presentamos en distintos ámbitos de nuestra vida: trabajo, relaciones personales, proyectos de vida, etc. determina otra dimensión de nuestra personalidad como es la seguridad o la libertad para expresar lo que sentimos, pensamos o deseamos.
La autoestima o sus carencias, la seguridad o inseguridad personal se va construyendo desde los primeros años en relación con las respuestas de los otros significativos (padres, familia, amigos, educadores, etc.). También las exigencias o los modelos que nos demanda la sociedad en los distintos ámbitos en los que nos relacionamos, laborales, familiares, relaciones en general influyen en nuestra autoestima y seguridad.
Esta exigencia social nos lleva con frecuencia a sentir y dudar de nosotros mismo, de nuestra valía de nuestra capacidad dejándonos una sensación de tensión y malestar.
Con la psicoterapia pretendemos crear un espacio seguro donde la persona pueda expresarse y exponerse con libertad y sin juzgar, para poder así reparar la imagen de uno mismo devaluada o poner en primer plano valores que quedan ocultos cuando relatamos nuestra historia.