Las obsesiones son ideas o pensamientos recurrentes y persistentes que se sienten como intrusivos o invasivos ( no se pueden ignorar ) y causan preocupación, nerviosismo o ansiedad. Ejemplos de obsesiones serían; repasar mentalmente una conversación una y otra vez, preocuparse por si se ha apagado el gas o cerrado la puerta de casa, contar matrículas en la calle, pensar que se ha herido a alguien o que va a producirse un accidente, hacer listas mentales continuamente sobre los mismo temas…Normalmente son una forma de focalizar algún tipo de angustia vital a la que no podemos hacer frente, bien por ser esta inconsciente, o por ser inespecífica, o bien por ser demasiado abrumadora. Es decir, la obsesión nos ayuda a centrarnos en algo que podemos controlar o intentar manejar en lugar de sentir esa ansiedad o miedo que se escapa a nuestro control. Siguiendo con uno de los ejemplos anteriores; si necesito darle vueltas a cómo una conversación y esto me pasa a menudo y en diferentes contextos, puede que esté buscando una pista que me diga que todo ha ido bien, que no he dicho nada inadecuado ni he quedado mal. ¿ Qué es lo que realmente me preocupa? Quizá no ser lo suficientemente simpático, ser patoso socialmente o no estar seguro de si mis opiniones pueden ser adecuadas y digo tonterías, etc…¿Cuál es la angustia más profunda que puedo estar sintiendo? Es probable que tenga que ver con el miedo al rechazo o que siente que los demás están constantemente haciendo juicios y criticándome.
En algunas personas, se acompañan de compulsiones, que son actos, comportamientos o pensamientos repetitivos que la persona se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión y con el objetivo de prevenir o reducir el malestar generado por esta. Por ejemplo cerciorarse varias veces de que se ha apagado el gas, ordenar, decir alguna frase un número de veces concreto como solución mágica a una posible catástrofe hacer cuentas de dinero constantemente…
Pueden darse de forma ocasional o temporal debido a un momento vital de estrés, incertidumbre, cambio, pérdida…o pueden ser permanentes, es decir, nos acompañan siempre, son recurrentes a lo largo de nuestra vida ( desde que podemos recordar o a partir de un momento concreto )
Las personas que tienden a ser obsesivas viven con preocupaciones excesivas o irracionales que dificultan la tranquilidad y serenidad deseables en el día a día, pero igual de importante, aunque muchas veces no se tiene en cuenta, es la rigidez que la obsesión conlleva. Si para clamar la angustia, las cosas deben ser, estar o hacerse de determinada manera, no hay espacio para la improvisación o la flexibilidad que muchas veces es necesaria para adaptarse a las circunstancias o situaciones del día a día.
El tratamiento de las obsesiones pasa por trabajar con la angustia subyacente. Es importante tomar consciencia de ella, entenderla, generar nuevas herramientas que permitan sostenerla y calmarla de forma más adaptativa y, por supuesto, interiorizar nuevas experiencias sobre el mundo que nos rodea y nosotros mismos facilitando que esa angustia deje de estar presente.